Si hay algo que no falta en la geografía aragonesa eso son castillos, torreones y fortalezas. Desde la época musulmana la defensa era algo primordial y tras la reconquista y la creación del Reino de Aragón las fortificaciones fueron importantes para evitar levantamientos o nuevos intentos de conquista. Estos motivos aún eran más acusados en la zona de Huesca ya que debido a su cercanía con distintos reinos debían estar siempre alerta frente al enemigo. Con la Ruta de los Castillos recorreremos las cuatro fortalezas más importantes de la provincia de Huesca.
El primero de ellos es el Castillo de Loarre, posiblemente uno de los castillos más imponentes de la geografía española. Se trata de un castillo románico del siglo XI situado en lo alto de una atalaya en el municipio que le da nombre, su disposición en la roca le favorecía su defensa ya que el enemigo no podía minar su muralla. Dispone de una doble muralla con dos puertas y con varias torres cilíndricas. Castillo de los primeros reyes aragoneses fue declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en el año 1906 y está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Lo mandó construir Sancho III “El Mayor” con el fin de vigilar y atacar la localidad de Bolea a los pies de la fortificación y por aquel entonces en manos musulmanas. De esta época son tanto el edificio real como la capilla, el torreón de la Reina, el patio de armas, las estancias militares y la torre del homenaje, todos ellos de estilo románico y siempre adornados con cenefas de ajedrezado jaqués, ornamentación típica de la zona. Años después, allá por el 1071, se realiza una ampliación ordenada por el nuevo rey Sancho Ramírez.
Castillo de Loarre
A partir del siglo XII la expansión del reino hacia el sur es frenética y el castillo de Loarre pierde toda su relevancia militar debido a que ya no está en la frontera, sin embargo sus muros acogen durante esa época un monasterio de canónicas de San Agustín hasta que en el siglo XVI el castillo queda definitivamente abandonado.
En la actualidad, y gracias a su buena conservación ha sido elegido en numerosas ocasiones como escenario para el rodaje de series y películas. Sin duda la más conocida fue El reino de los cielos que trajo hasta tierras aragonesas, en 2004, a su director Ridley Scott, y a parte de su elenco (Orlando Bloom, Eva Green y Liam Neeson) para filmar la superproducción americana.
Castillo de Montearagón
El Castillo de Montearagón, de estilo románico y declarado Monumento Nacional en 1931, se localiza en el municipio de Quicena, a 30 kilómetros de Loarre. Esta fortificación, que fue residencia del Rey Sancho Ramírez de Aragón, estaba compuesta del castillo, una iglesia, viviendas militares y un monasterio. Este último, tenía carácter real y por eso sus monjes poseían escaños en las Cortes que estaban ubicadas dentro de la fortificación. Este complejo monumental terminó de construirse en el año 1089.
El rey mandó construir este castillo porque quería reconquistar Huesca, por ese motivo buscó un asentamiento cercano a la ciudad. Sin embargo, Sancho Ramírez fallecería antes de ver cumplido su sueño y fue su hijo Pedro I quien lo consiguió tras la batalla de Alcoraz. Dicho encuentro se produjo en los llanos del Alcoraz donde según dice la tradición, en el fragor de la batalla apareció San Jorge haciendo que los cristianos ganaran el asedio. Esta gesta fue de tal importancia que quedó plasmada en el cuartel inferior izquierdo del escudo de Aragón con las cuatro cabezas de los jefes sarracenos muertos en la contienda.
El Castillo de Alquézar, también conocido por la Colegiata de Santa María la Mayor, está situado en la localidad del mismo nombre, a 44 Km del anterior pueblo (Quicena). Fue mandado construir por Jalaf ibn Rasid en el siglo IX y en 1067 el Rey Sancho Ramírez lo conquistó convirtiéndolo en una fortaleza cristiana. Al igual que el castillo de Loarre, éste está encaramado en lo alto de una majestuosa roca, sin embargo, de la fortaleza original solo podemos apreciar los restos de la torre cuadrangular. Y ya en 1099 es cuando este castillo pasa a ser definitivamente una iglesia colegiata. En el siglo XIV se levantó un claustro de planta cuadrada irregular con columnas pareadas y arcos de medio punto. En la actualidad, aún se mantienen seis capiteles con motivos como la creación, la Tentación de Eva y Adán, el Diluvio Universal o la Historia de Abraham. Desde el siglo XI al XV la colegiata pasa por numerosas manos tanto de reyes como importantes señores de la época. Finalmente, en 1931 fue declarado Monumento Histórico y Bien de Interés Cultural.
Castillo de Alquézar
Castillo de Monzón
El Castillo de los Templarios de Monzón de origen árabe (siglo X) está situado en la localidad de Monzón, a 40 kilómetros de Alquézar. Ubicado en un lugar estratégico ha sido lugar de interés bélico hasta el siglo XX. En 1143 pasa a manos de la orden del Temple, momento de mayor esplendor de la fortaleza. Fueron los Templarios y en concreto el maestre Guillém de Montrodón quienes se encargaron de la educación del rey Jaime I. Tras la disolución de esta orden en 1309 y hasta el siglo XIX el castillo pasó por diversas manos y sufrió numerosos asedios en la Guerra de Sucesión y en la Guerra de la Independencia.
Se dice que este castillo custodió durante años la “Tizona”, la espada de El Cid Campeador quien casó a una de sus hijas con uno de los señores de Monzón, Ramiro Sánchez. En la actualidad, aunque su restauración está inacabada ha sido declarado Monumento Nacional.
La última fortificación de la vista es el Castillo de San Pedro (Ciudadela de Jaca) con planta en forma pentagonal construida a finales del siglo XVI, es considerada una de las más llamativas y originales construcciones de la provincia de Huesca y la única que se conserva de este tipo en el mundo. Se levantó en 1592 por orden de Felipe II y conserva intactos su puente levadizo, escarpas, cuarteles, baluartes, túneles y foso. Fue conquistada por los franceses en la Guerra de la Independencia y tras su recuperación en 1814 por el general Espoz y Mina la fortaleza pierde su importancia militar. En 1951 fue declarado Monumento Histórico Artístico y hoy en día se puede visitar en su interior el Museo de Miniaturas Militares donde se encuentra una colección de más de 35.000 figuras de plomo que se exponen mostrando recreaciones de las batallas más representativas de la historia o también se puede pasear por su foso, que con más de un kilómetro de recorrido, acoge a un gran grupo de ciervos que hacen las delicias de los visitantes.
Castillo de San Pedro o Ciudadela de Jaca
Castillos de película, paisajes de leyenda… en definitiva, un paseo por nuestra historia que envuelve al visitante para que disfrute de esta preciosa ruta.