JACA
La ciudad de Jaca dispone de uno de los mayores patrimonios de la comunidad aragonesa. Es la capital de la comarca de La Jacetania y se sitúa al noroeste de la provincia. En la antigüedad, fue capital de los iacetanos de donde recibe su gentilicio “jacetanos”, un pueblo que se extendió desde el Pirineo hasta las llanuras de la actual Huesca. La situación fronteriza de Jaca la encumbró como plaza militar, así lo demuestran muchos de sus monumentos.
Uno de ellos, y tal vez el más representativo de la ciudad, es su Castillo de San Pedro o Ciudadela de Jaca. Un conjunto fortificado con planta pentagonal, la única construcción de este tipo que se conserva intacta en el mundo. Fue edificada en 1592 por orden de Felipe II con el fin de defender las fronteras de los conflictos religiosos que se desarrollaron en Europa en el siglo XVI. Los ingenieros italianos que trabajaron en su construcción la diseñaron con baluartes en forma de flecha en todos sus ángulos para así responder a los ataques de los ejércitos que estaban provistos de artillería. Paradójicamente la Ciudadela solo sufrió una batalla, durante la Guerra de la Independencia, y curiosamente no eran los españoles los que la defendían, sino los que intentaban arrebatársela a los franceses. En la actualidad, conserva su puente levadizo, el patio de armas, la iglesia y su foso donde habitan varias manadas de ciervos. Este edificio, que en 1951 fue declarado Monumento Histórico Artístico, acoge el Museo de Miniaturas Militares donde se encuentra una colección de más de 35.000 figuras de plomo que se exponen mostrando recreaciones de las batallas más representativas de la historia.
Ciudadela de Jaca
Catedral de San Pedro
La Catedral de San Pedro de Jaca es una de las iglesias más importantes del románico español. Mandada construir por Sancho Ramírez acoge en su interior el Museo Diocesano de Arte Románico donde se expone un gran fresco del que se dice es “la Capilla Sixtina del Románico”. A pesar de que su construcción comenzó en el siglo XI la Catedral ha sufrido diversa modificaciones en sus siglos posteriores. Se le añadieron las bóvedas de sus naves laterales y las portadas de las nuevas capillas. Más tarde, en el siglo XVII finaliza la construcción del retablo y se erige un nuevo ábside decorado con pinturas del Manuel de Bayeu, cuñado de Goya. La decoración de sus capiteles y relieves es admirada por la calidad de sus tallados donde se mezclan escenas de la Biblia con escenas de la vida cotidiana. Destacan el crismón, símbolo de la monarquía aragonesa en su fachada oeste y en su fachada sur se aprecia claramente el ajedrezado jaqués típico de la zona y que se extendería por otros monumentos del Camino de Santiago. Curiosamente, en la puerta lateral de la Catedral aparece tallado el patrón de la “vara jaquesa”, unidad de medida de la Edad Media equivalente a 77 centímetros que se usaba en la plaza de la Catedral los días de mercado y que fue usada durante mucho tiempo en todo el territorio aragonés.
Otro de los monumentos con mayúsculas del patrimonio histórico de Aragón es el Monasterio de San Juan de la Peña. En este conjunto arquitectónico del siglo X, declarado Monumento Nacional en 1889 y construido entre enormes rocas, reposan los restos de los primeros reyes aragoneses. Cuenta la leyenda que un joven zaragozano llamado Voto cazaba a lomos de su caballo cuando persiguiendo a un ciervo cayó por el precipicio donde hoy se ubica el monasterio. Milagrosamente salieron ilesos y fueron a parar a una pequeña ermita en el interior de una cueva donde encontró el cadáver del ermitaño Juan de Atarés. Asombrado por el hallazgo regresa a Zaragoza y tras vender sus bienes se retiró a vivir a la cueva con su hermano Félix, este sería el comienzo del Monasterio. Su iglesia prerrománica, las pinturas de San Damián y San Cosme, el Panteón de Nobles y la capilla gótica de San Victorián completan este complejo monumental del que destaca su claustro exterior considerado como joya del románico aragonés. En 1675 un incendio nocturno, que duró tres días, provocó la devastación del monasterio viéndose obligados a construir un nuevo edificio unos metros más arriba.
Monasterio de San Juan de la Peña
Iglesia de San Adrián de Sasabe
En Jaca, también encontramos la Iglesia de San Adrián de Sasabe de origen visigótico y a la que rodean numerosas leyendas. Su conservación se antojó compleja debido a que las crecidas del río la dejaron enterrada. En 1957 fue desenterrada y unos años después se la declaró Monumento Nacional. En este edificio se contemplan fácilmente el estilo románico jaqués tanto en su portón principal como en todo su exterior donde se aprecian relieves ajedrezados típicos de esta región y que más tarde se extendería por varios monumentos del Camino de Santiago.
Además, dentro del patrimonio religioso hay que destacar:
– La Iglesia de Santa María de Iguácel
– La Iglesia de San Caprasio
– La Iglesia de Santa María
ANSÓ
El rey Jaime I de Aragón, “el Conquistador” en 1272 otorgó privilegios a esta localidad oscense debido a su proximidad fronteriza con otros reinos. La villa dispone de una peculiar arquitectura con unos estrechos pasillos llamados “arteas” que debido a su angostura son característicos y originales de la población.
Entre sus monumentos más destacados encontramos su Iglesia de San Pedro (s. XVI) de estilo gótico que predomina en el paisaje por su gran volumen y su gran portada de estilo plateresco. Es representativo también su retablo mayor que data de finales del siglo XVII. Junto a esta talla se encuentran otras piezas como los cuatro retablos romanistas que se sitúan en los brazos del crucero y en la nave.
La situación fronteriza de la villa de Ansó la hizo un punto de referencia a lo que a defensa se refiere, por eso tanto su iglesia como su Torreón del siglo XIV tienen un notable tamaño. Se cree que este torreón no fue el único y que todos ellos formaban una red de defensa. En concreto, este torreón situado en la zona este del pueblo servía como protección frente a los ataques navarros. Como dato curioso, Ansó fue testigo de la firma en 1375 del tratado internacional en vigor más antiguo de Europa, el conocido como el “Tributo de las Tres Vacas” donde seis ansotanos dictaron sentencia en el juicio que se celebró en la Iglesia de San Pedro del municipio oscense. En este acto se establecieron los límites y el derecho a pastorear entre los valles de Baretous (Francia) y Roncal (Navarra). La resolución dictaminaba que los pobladores del valle francés deberían compensar al valle español cada 13 de julio con tres vacas de dos años, la sentencia fue bien acogida y aún hoy está vigente.
Iglesia de San Pedro
VALLE DE HECHO
Este hermoso valle está formado por las localidades de Hecho, Urdués, Embún y Siresa. En esta zona se encuentra la mayor agrupación de monumentos megalíticos de los Pirineos. En la Selva de Oza se encuentran 120 círculos de piedra donde se encontraron miles de fragmentos de sílex que hacen pensar que fue un asentamiento original.
Más tarde, en época romana, los nuevos pobladores construyeron numerosas calzadas (algunas aún hoy se pueden visitar) para unir Zaragoza con Francia. El Reino de Aragón comenzó a fraguarse en este valle. “Aragonum” formado por Hecho y Canfranc fue el inicio del gran reino que se extendería por todo el Mediterráneo. Tras gozar de la bonanza económica que le proporcionaban a la zona los navateros (comerciantes de madera), el valle sufrió en 1808 el incendio de sus villas por parte de las tropas napoleónicas.
Iglesia de San Pedro de Siresa
Los cuatro municipios que conforman el valle comparten la típica arquitectura pirenaica y en ellos destacan la Iglesia de San Martín de Hecho reconstruida tras el asedio francés o la Iglesia de San Pedro de Siresa, en su día monasterio y que tuvo gran importancia por su influencia en posteriores focos eclesiásticos como San Juan de la Peña. Además, cuentan que en su pila bautismal fue bautizado el rey aragonés Alfonso I “El Batallador”. Su figura predominante hace de ella el edificio más notable del municipio de Siresa. Se dice que en ábside de este monasterio se encontró el Santo Grial que más tarde vagaría por numerosas edificaciones religiosas aragonesas.
En estos pueblos también encontramos varios museos como el “lo palotiau” y La Ferrería, que aúna el dance típico que se conserva en esta zona como patrimonio cultural con la herrería donde se puede ver qué procesos se seguían para dar forma al hierro.
CANFRANC
Por último y no menos importante la bella Canfranc por la que pasa el Camino de Santiago aragonés y que, debido a sus pobres tierras los reyes de Aragón le concedieron el “privilegio del vino” que daba a sus pobladores la libertad de transportar vino sin pagar impuestos o el “privilegio de la rota” por el que sus ciudadanos se comprometían a vigilar y defender el camino fronterizo a cambio de no cobrarles impuestos.
La villa conserva muchos de sus monumentos medievales como los restos del castillo, o la fachada de la Torre Aznar Palacín. Debido a su situación estratégica mantiene edificios de defensa como el Fuerte de Coll de Ladrones que poseía dos baterías de cañones y que fue abandonado y reconstruido en numerosas ocasiones, o la Torreta de Fusileros que fue construida para defender la carretera que une Zaragoza con Francia a través del Somport.
Canfranc volvió a resurgir con la llegada del tren a la zona. La Estación Internacional de Canfranc es un majestuoso edificio que combina distintos diseños arquitectónicos y que se construyó como un escaparate de España ante los turistas extranjeros que entraban a España a través de esta vía. En 1882 se comenzó a abrir el túnel por el que transcurriría pero hubo que esperar más de 45 años para ver el primer tren estacionado en sus andenes. Durante la Guerra Civil Española los franquistas se hicieron con el control de la estación taponando el túnel para evitar que nadie entrara desde Francia. Y durante la Segunda Guerra Mundial el único tráfico que pasaba por esta estación eran los trenes llenos de wolframio que los nazis empleaban para mejorar su armamento.
Estación de Canfranc
Esta es solo una pequeña selección del abundante patrimonio monumental que alberga la comarca más occidental del pirineo aragonés. Aísa, Aragüés del Puerto, Artieda, Bailo, Borau, Canal de Berdún, Castiello de Jaca, Fago, Jasa, Mianos, Puente la Reina de Jaca, Salvatierra de Esca, Santa Cilia, Santa Cruz de la Serós, Sigüés y Villanúa completan el viaje por esta preciosa comarca oscense.